Locales alocados para terminar la noche
Uno sabe cuándo empieza la noche pero no cuándo termina. Ni tampoco dónde. Aunque estos locales son buenas propuestas para poner el punto final a una noche de desmelene. Como el mítico Toni2, punto de encuentro de personajes varios de la vida nocturna capitalina, desde pianistas frustrados, imitadores de Sabina, pijos del Barrio de Salamanca, hípsters sin complejos y gente menos caracterizada que simplemente quiere pasar un buen rato en uno de los pocos piano-bar que se conservan en Madrid.
Y de bote en bote, en su local de la calle Almirante 2. Mejor conocerlo en persona ya que, como sus mismos dueños adelantan, su ambiente es “indefinible”. Aunque destacan una palabra para tratar de describirlo: participación. Espíritus setas, mejor quedarse en casa.
Como también hay que participar en otro clásico de las noches con final feliz, digamos, de Madrid: el karaoke Master Plató, conocido popularmente como karaoke de los Mostenses (por encontrarse en ese lugar, muy cerca de la plaza de España y, sí, se acceder por ese párking subterráneo). Si llegas más allá de las tres de la madrugada, quizá te sea complicado hacerte con un micro y demostrar tus dotes de cantante, pero el ambiente casposo-friki te compensará.
En un ambiente ahora como de secuela de ‘Amélie’, aunque algo polvoriente, tenemos el Beguin The Beguin, al que hay llamar con actitud clandestina para que te abran la puerta, pasadas las dos de la mañana. Situado entre la calle Moratín 27, es difícil garantizar que esté abierto cuando acudas, ya que esto depende de la arbitrariedad de horarios de su dueño. Inténtalo, su universo abigarrado y caótico no tiene parangón en Madrid.
Y para bailar como un descosido en una de las salas históricas de la ciudad, pásate por la Sala El Sol, en la calle Jardines 3, y déjate llevar por sus ritmos étnicos y funkies, en un ambiente moderno y que se presta a conocer gente.
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